Los Zapatos Rojos

Cuentos infantiles para dormir Los Zapatos Rojos


En una pequeña aldea vivía una preciosa niña llamada karen vivía con su madre en una pequeña cabaña karen era pobre no tenía zapatos siempre llevaba zapatos de madera que su madre hacía para ella los zapatos eran tan duros que le lastimaba en los pies un día la madre de karen se puso muy enferma karen pasaba todo el día en poco y dando a su madre una vez volviendo a casa karen encontró unos zapatos rojos en una caja la caja estaba a un lado del camino a karim le encantaron los zapatos rojos y decidió llevárselos a casa pero su madre no se alegró cuando vio los zapatos rojos

karen nunca debes nada del camino quizá pertenezcan a alguien esto es como robar alguien debe de estar buscando sus zapatos rojos pues que tengan más cuidado mamá quién los encuentras en los que den carne no seas tan terca hija mía sé que somos pobres y que no puedo comprarte unos relucientes zapatos nuevos pero nuestra pobreza no puede llevarnos a cometer errores prométeme que nunca te pondrás esos zapatos rojos karen estaba triste pero no podía romper el corazón de su madre por eso le prometió que nunca se pondría los zapatos rojos pasó el tiempo y karen no podía dejar de pensar en los zapatos rojos madre no entienden nada si tiraron estos preciosos zapatos al camino quizás nadie los necesite una semana después la madre de karen murió debido a la enfermedad karen estaba muy muy triste pero hizo algo inusual en el entierro de su madre karen llevaba puestos los zapatos rojos todos en el entierro miraban los pies de karen pero a karen no le importaba le encantaban sus zapatos en ese instante una anciana pasó por el cementerio en su carruaje era una anciana muy amable que había oído que una joven era huérfana y decidió ir a adoptar a karen a la pobre pequeña ven conmigo te daré un hogar para vivir y te alimentar debes estudiar mucho y ganar reputación o que llevas en los pies cómo llevas eso en el entierro de tu madre son muy feos quita que los no me gustan son míos o pequeña no seas tan terca yo te regalaré un buen par de zapatos la anciana obligó a karen a quitarse los zapatos rojos karen se entristeció cuando se quedó sin sus zapatos rojos la anciana no tenía hijos trataba a karen como su propia hija le dio una habitación y vestidos nuevos karen también tuvo un par de zapatos nuevos pero eran azules karen echaba de menos sus zapatos rojos siempre pensaba en ellos porque no me dejan ponerme mis preciosos zapatos rojos algún día me los pondré y nadie podrá impedir me lo pasaron los años y karen creció ahora era una preciosa jovencita pero al crecer también creció su terquedad karen era una joven muy difícil pero comer esto quiero arroz pero ya he preparado está deliciosa comida la probarás por lo menos prefiero morir de hambre la anciana amaba a karen y no quería que se muriera de hambre siempre cedía a sus irracionales demandas paso el tiempo todos los viejos vestidos de karen y sus zapatos azules le quedaban apretados y pequeños la anciana se dio cuenta de que tenía que comprarle a karen ropa y zapatos nuevos al entrar a la tienda para comprar unos zapatos karen vio un par de relucientes zapatos rojos son exactamente iguales a los que tenía cuando era pequeña los quiero otra vez los zapatos rojos karen comprate los que puedes ponerte siempre y si tenemos que asistir a un entierro no puedes llevar unos zapatos rojos a un entierro es irrespetuoso tengo poco dinero no puedo comprarte dos pares de zapatos si no tendremos que volver a casa andando ahora me duelen los pies no puedo caminar pero karen estaba tan contenta de ver sus zapatos rojos que no escucho ni una palabra me da igual me encantan y los quiero si no me los compras caminaré descalza el resto de mi vida

no seas tan terca mi pequeña algún día lo lamentarás pero karen no escuchaba la anciana tuvo que comprarle los zapatos rojos también le compro un par de zapatos negros la anciana se quedó sin dinero y tuvieron que caminar a casa todo el camino la anciana sufría dolor pero karen bailaba daba vueltas riéndose y cantando sin prestar atención a los doloridos pies de la anciana al día siguiente la anciana tenía que asistir a un entierro karen tenemos que asistir a un entierro en la ciudad acompáñeme pero no lleves los zapatos rojos son irrespetuosos karen fue a su habitación y miro los zapatos negros luego miro los rojos y se nos puso oculto los pies con la falda pues no quería que la anciana viera los zapatos rojos

durante el entierro la gente miraba los pies de karen y había comentarios sobre la joven por no respetar a los muertos alguien le dijo a la anciana lo que pasaba la anciana estaba furiosa cogió a karen de la mano y se la llevó del entierro a secas cerca te has hecho te pedí que no te los pusieras porque no me escuchas estos son mis zapatos me los pondré cuando yo quiera un viejo soldado que pasaba por allí vio lo que ocurría cuando la anciana y karen se dirigían al carruaje se acercó a karen se arrodilló y le susurró a los zapatos se cercos como vuestra propietaria y no dejéis de bailar el viejo soldado acaricio los pies de karen oh señor levántese que está haciendo no admiraba a sus preciosos zapatos rojos de baile usted debe de ser una bailarina brillante karen estaba encantada quería enseñarle al soldado que era una bailarina brillante empezó a bailar unos pasos antes de subirse al carruaje con la anciana pero porque no puedo parar de bailar mis pies no se detienen que me está pasando karen qué estás haciendo vuelve aquí pero karen se alejaba del carruaje los zapatos rojos ya no la escuchaban eran tercos llevaron a karen al bosque y a las montañas bailaban y bailaban a karen le dolían los pies y le dolía la espalda de tanto baile no podía dormir ni comer echaba de menos su casa y su cama pero sobre todo echaba de menos a la anciana los zapatos no se detenían y se bamboleaba día y noche y que alguien me ayude estoy cansada pero nadie podía acudir en su ayuda karen estaba ahora asustada los zapatos las llevaron a los espinosos arbustos y ácaros le dolían mucho los pies karim pudo quitarse los zapatos rojos ya no tenía los zapatos puestos pero seguían bailando karen tenía los pies destrozados no podía levantarse sin la ayuda de un bastón

me duelen mucho las piernas quiero irme a casa karen consiguió llegar a casa y los zapatos bailarines la siguieron la anciana se alegró de ver a karen le dio de comer y la obligó a descansar al día siguiente karen quería ir al mercado pero cuando abrió la puerta encontró los zapatos rojos justo en el umbral estaban bailando y no dejaban a karen salir de casa la anciana y karen se sorprendieron al ver esos zapatos bailarines karen enseguida comprendió que todo era culpa suya no debería haber sido tan terca toda mi vida he sido tan cerca como los zapatos rojos no puedo salir de casa no puedo ir al colegio ni al mercado no puede ir a ninguna parte lo siento tanto que puedo hacer pequeño porque no raíces para que se vayan los zapatos mágicos si de verdad lamentas tu comportamiento tu oración será oída karen rezaba y rezaba día y noche cuando abrió los ojos se sorprendió al ver al viejo soldado del pueblo delante de ella niña me alegra que hayas aprendido la lección

ahora ya no eres cerca los zapatos tampoco pongo pronunciando estas palabras el soldado desapareció y los zapatos rojos también karen y la anciana vivían ahora felices y en paz karen decidió estudiar mucho y no permitió que los zapatos rojos volvieran a entrar en su vida no seáis tercos niños algún día lo lamentaréis