Cuentos Infantiles Para Dormir La Perezosa y La Hacendosa
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Había una vez, en una tierra lejana, un padre que vivía con sus dos hijas.
Una de ellas era conocida por su responsabilidad, mientras que la otra era notoriamente perezosa.
La vida en su modesta casa era difícil, y el padre, agotado por su trabajo constante, anhelaba un cambio.
La única comida que tenían era sopa y un poco de pan duro.
Un día, consciente de que sus hijas ya eran adultas, les pidió asumir más responsabilidades y encontrar empleo.
La hija responsable, llena de determinación, se dispuso a buscar trabajo, mientras que la perezosa optó por realizar las tareas del hogar.
Sin embargo, la realidad de su actitud se manifestó rápidamente: la casa se volvía más desordenada y sucia cada día.
La hija responsable, durante su viaje en busca de empleo, encontró desafíos inesperados.
Se topó con un árbol seco, una chimenea deteriorada y un cordero necesitado.
A pesar de las dificultades, mostró diligencia y compasión, limpiando, reparando y ayudando.
Su bondad la llevó a una casa habitada por siete hadas, quienes le ofrecieron un trabajo.
Siguió sus reglas, limpiando seis habitaciones y evitando la séptima, como le habían indicado.
Su honestidad y dedicación fueron recompensadas con oro, perlas y gratitud.
Al regresar a casa, encontró al cordero, ahora cubierto de perlas, y a la chimenea, que le ofreció pan caliente y delicioso.
El árbol también le brindó jugo de uvas.
La hija responsable regresó a casa, no solo con riquezas materiales, sino también con la satisfacción de haber actuado con integridad.
Por otro lado, la hija perezosa, en su búsqueda de trabajo, rechazó las peticiones de ayuda del árbol, la chimenea y el cordero.
Finalmente, ingresó a la casa de las hadas, desobedeciendo las reglas.
La séptima habitación resultó ser una lección dolorosa: abejas y murciélagos la hirieron.
Su viaje de regreso fue una serie de encuentros amargos con las criaturas y elementos a los que había negado su ayuda.
Al llegar a casa, desaliñada y herida, comprendió la importancia de la diligencia y el esfuerzo.
El padre y la hermana perezosa quedaron atónitos al verla, y la perezosa, con humildad, reconoció la verdad de las palabras de su hermana sobre la importancia del trabajo y la honestidad.
Desde ese día, ambas hermanas cambiaron su actitud.
Trabajaron duro, fueron recompensadas y la familia vivió días felices y pacíficos.
La moraleja perdura: la honestidad y el esfuerzo son recompensados, mientras que la pereza y la desobediencia traen consigo consecuencias negativas.
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